Seguramente alguna vez habrás escuchado sobre los micronutrientes: vitaminas y minerales esenciales que los humanos necesitamos para mantener una buena salud, los cuales, también son muy importantes para el metabolismo y el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico.
Aunque la lista de micronutrientes es larga, algunos de los más significativos son:
- Vitamina A, que regula el crecimiento y ayuda a la buena visión
- Vitamina C, que actúa como antioxidante y contribuye a eliminar agentes patógenos
- Vitamina D, que fortalece los huesos y dientes
- Vitamina E, que mejora las defensas del cuerpo
- Ácido fólico, esencial para el crecimiento de las células
- Vitamina B12, para el funcionamiento de los nervios y producción de glóbulos rojos
- Hierro, que contribuye al desarrollo del sistema nervioso central
En México aún se tienen deficiencias, por ejemplo, de acuerdo con la última encuesta de salud y nutrición del 2018, el 34.9 % de las mujeres embarazadas y 32.5% de los menores de 5 años tienen anemia. Consumir una alimentación variada e incluir alimentos fortificados en vitaminas y minerales puede contribuir a reducir las deficiencias.
A lo largo de la historia de los seres humanos, hemos buscado la manera de preservar nuestros alimentos a través de numerosas técnicas y métodos. Hoy, gracias a la ciencia alimentaria, se han logrado desarrollar técnicas modernas para el procesamiento de los alimentos que incluyen su enriquecimiento. La fortificación de alimentos se define, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), como “la práctica de incrementar deliberadamente el contenido de micronutrientes esenciales, es decir, vitaminas y minerales en un alimento, con el fin de mejorar la calidad nutricional del mismo y proporcionar un beneficio de salud pública con un riesgo mínimo para la salud”[1].
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la fortificación puede funcionar y desempeñar un buen papel para mejorar el estado nutricional y reducir el riesgo de deficiencias[2]. Por ello, es importante informarnos y consumir alimentos fortificados y enriquecidos de calidad según los estándares establecidos y en cumplimiento de las regulaciones.
Por ejemplo, los atoles y cereales Maizena están fortificados con una mezcla de vitaminas y minerales (vitamina C, hierro, niacina, zinc, vitamina B6, tiamina, vitamina A, ácido fólico y vitamina B12) y están elaborados con maíz natural. Al utilizarlos en la preparación de otros platillos con ingredientes naturales, se pueden lograr soluciones accesibles para desayunos, comidas y cenas nutritivas, promoviendo buenos hábitos de alimentación para toda la familia.
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Por Angélica Rodríguez, gerente de marca para Maizena, Unilever México
[1] Guías para la fortificación de alimentos con micronutrientes, OMS, URL: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/255541/9789243594019-spa.pdf
[2] Nutrición humana en el mundo en desarrollo, FAO, URL: http://www.fao.org/3/w0073s/w0073s10.htm#:~:text=La%20fortificaci%C3%B3n%20se%20ha%20definido,controlar%20una%20carencia%20de%20nutrientes.