● Las compras impulsivas muchas veces nacen de pensamientos automáticos que pasan desapercibidos.
● Identificar esos pensamientos es clave para mejorar el manejo del dinero y alcanzar metas financieras.
● Círculo de Crédito nos da una lista de 5 ideas que nos llevan a compras impulsivas y nos dice cómo frenarlas.
Comprar por impulso no siempre es por causa de un antojo o de una oferta irresistible.
Muchas veces, detrás de una decisión financiera poco planeada hay pensamientos automáticos que pasan desapercibidos pero que influyen fuertemente en nuestra conducta.
Estas creencias pueden parecer inofensivas, pero si no las identificamos, se convierten en hábitos que afectan nuestro bolsillo.
“Identificar esas ideas automáticas que llevan a gastar sin planear es fundamental para tener estabilidad y alcanzar metas personales. Las emociones, la publicidad, la presión social y los hábitos aprendidos influyen más en las compras de lo que se cree”, explica Hugh Bruce, Chief Consumer Officer de Círculo de Crédito, Sociedad de Información Crediticia (SIC) con más de 20 años de experiencia.
A continuación, Círculo de Crédito presenta cinco pensamientos comunes que generan compras impulsivas:
- “Está en promoción, es una oferta que no se puede dejar pasar”
Frases como “últimas piezas”, “por tiempo limitado” o “descuento exclusivo” activan un impulso emocional que lleva a pensar que se está perdiendo una gran oportunidad si no se obtiene de inmediato. El simple hecho de que algo esté en oferta no significa que su compra sea necesaria. - “Por si algún día se necesita”
Comprar con base en escenarios hipotéticos ocasiona acumulación y pérdida de dinero. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 45% de los hogares mexicanos guarda artículos que no utiliza, lo que indica que un gran número de gastos por prevención no llegan a justificarse con el tiempo. - “Me lo merezco”
La idea de “me lo merezco” surge como una excusa para premiarse o encontrar un alivio inmediato a través del acto de comprar. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) revela que hasta el 30% del gasto mensual está relacionado con emociones como el estrés o la frustración. Darse un gusto no está mal, siempre y cuando esté planeado y no afecte tu presupuesto. - “Para eso trabajo”
Es muy común que al hacer una compra impulsiva aparezca este pensamiento. Y tiene sentido, porque todos queremos disfrutar del fruto de nuestro esfuerzo. El problema no es querer darnos un gusto, o comprar algo que deseamos, sino hacerlo sin medir el impacto que puede tener en nuestra salud financiera.
- “Después me preocupo”
Pensar “después me preocupo” al momento de comprar es una forma de aplazar las
consecuencias. Aunque puede dar una sensación momentánea de alivio, este pensamiento
suele llevar a decisiones que afectan tu bienestar financiero.
Recomendaciones para evitar compras impulsivas
- Evaluar la utilidad del producto antes de aprovechar una promoción. Si no se
ajusta a los planes personales, es mejor descartarlo. - Evitar gastos que anticipen situaciones poco probables. Priorizar lo útil sobre lo
hipotético. - Reemplazar las compras emocionales por actividades que proporcionen bienestar
sin afectar el presupuesto, como ejercicio, arte o descanso. - Revisar con frecuencia el Credit Score, esto te ayudará a saber qué tan lejos o
cerca estás de tu metas financieras y ajustar tus hábitos en caso de ser necesario. - Planificar las compras por prioridad y considerar ingresos reales y metas
financieras, para evitar decisiones apresuradas.
“La verdadera estabilidad financiera no depende únicamente del ingreso o del acceso al
crédito, sino de la capacidad de alinear los pensamientos cotidianos con metas claras y
sostenidas en el tiempo. Cuando una persona comprende el origen emocional o automático
de sus decisiones de consumo, puede tomar el control y dirigir su dinero hacia objetivos que
generan valor, estabilidad y bienestar”, concluye Hugh Bruce.
