Hoy en día, el mundo promueve el consumo consciente y reflexiona sobre la urgencia climática y la producción responsable. La industria de la belleza también se suma a la conversación, buscando reducir su impacto en los océanos.

Ese gigante azul que cubre más del 70% de la superficie terrestre es mucho más que paisaje: regula el clima, alberga miles de especies y sostiene la vida tal como la conocemos. Sin embargo, también es uno de los ecosistemas más amenazados por la contaminación, el calentamiento global y el exceso de plásticos. Cada año, más de 11 millones de toneladas de desechos llegan al mar, amenazando la vida que sostiene nuestro planeta.

“Incluso en gestos tan íntimos como elegir un perfume, nuestras decisiones pueden sumar al cuidado del planeta: importa no solo la estética, sino la historia ambiental detrás de cada envase y cada nota”, reflexiona la Directora de Sustentabilidad de Natura México, Griselda Ramos.

Por su parte, la perfumier de Natura en México, Andy Quiroga, que no es ajena al tema, se suma a la conversación: “Un buen ejemplo es Kaiak Oceano de Natura, la muestra más fiel de cómo la perfumería puede rendir homenaje a la naturaleza mientras cuida de ella. Inspirado en los jardines de coral del Atlántico, este perfume une frescura y profundidad con un compromiso tangible: sus frascos contienen 30% de vidrio reciclado post-consumo, y las tapas utilizan plástico recuperado de las costas brasileñas, evitando que termine en el mar que lo inspira”.

Kaiak Oceano combina la frescura de las algas marinas, el verdor único de la pataqueira amazónica y la profundidad del ámbar marino, uniendo en su aroma la inmensidad del océano con el compromiso de cuidarlo, manteniéndolo limpio y vivo.

Más allá de una fragancia, Kaiak Oceano se convierte en metáfora: un recordatorio de que incluso un gesto íntimo, como elegir un perfume puede ser un acto de conciencia ambiental.

Cuando el planeta entero pone sobre la mesa la urgencia climática, ejemplos como este invitan a repensar cómo cada categoría —incluso la belleza— puede sumar a la conversación global. Porque cuidar del océano no es un tema exclusivo de científicos o activistas: es también una decisión de estilo de vida.

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