Muchas mujeres se arrepienten de comenzar su rutina de limpieza y cuidado de la piel del rostro demasiado tarde. Ya pasados los treintas comienzan a ser conscientes de la importancia de la cosmética y de esa rutina de cuidados. Lo importante es educar tanto a mujeres como a hombres (ellos también tienen que cuidar su piel) en estos pasos diarios fundamentales porque cuanto antes comiencen, mejores serán los resultados. Más tardarán en aparecer las líneas de expresión y las arruguitas, las manchas, etc.

  1. Limpiar y desmaquillar: Es el primer paso y quizá el más importante antes de irte a dormir. Te hayas maquillado o no, debes limpiar tu rostro. Las necesidades son diferentes si llegas de estar con la cara lavada con un maquillaje suave o si has salido de noche y te esmeraste con el smokey eye. Debes elegir un desmaquillante adecuado para lo que necesites y para tu tipo de piel. Intenta evitar errores comunes, por ejemplo, las toallitas son sólo para emergencias, no uses jabón natural, no maltrates la zona de los ojos… Para ojos y labios hay desmaquillantes específicos con resultados geniales.
  2. Exfoliación: Será tu propia piel la que te irá dando las pistas de la periodicidad de las exfoliaciones que necesitas hacerte en casa y el producto que debes usar, ya sea natural o cosmético. Es imprescindible usar exfoliante con regularidad a partir de los 30 años, una o dos veces a la semana. Aplica el producto sobre la piel seca en una pequeña dosis sobre la nariz, las mejillas, el cuello, la frente y la barbilla, evitando el contorno de ojos y masajea delicadamente emulsionando el producto con un poco de agua para que la aplicación sea más agradable insistiendo en las zonas más problemáticas, que suelen ser la nariz y la barbilla. Aclara con agua tibia y continúa tu rutina.
  3. Mascarillas: También de forma semanal puedes utilizar una mascarilla. En el mercado encontrarás muchos tipos de mascarillas faciales (también para labios, cuello, escote…) específicas para conseguir diferentes resultados: anti-edad, hidratante, para puntos negros, para una mayor iluminación, etc.
  4. Tónico: Tenemos que devolver a nuestro cutis el PH que ha perdido después de la limpieza y prepararla para que el tratamiento sellador, la hidratante posterior, sea realmente efectivo. El tónico se usará después de la crema limpiadora o desmaquillante y antes de la hidratante.
  5. Sérum: Un sérum facial es un producto de cuidado que suele tener una concentración más alta de activos en su fórmula. Tienen una textura más ligera que la de las cremas, bálsamos o mascarillas, por lo que penetran con mucha más facilidad en la piel. Debes aplicar tu sérum facial en primer lugar y sobre la piel limpia, porque te interesa que sus activos estén en contacto directo con la piel y que no exista una barrera previa (como una crema) que dificulte su absorción. Consejo: debes saber que si incluyes ambos cosméticos en tu cuidado diario, en muchos casos el sérum multiplicará los resultados de tu crema.
  6. Tratamiento: Al utilizar un producto de noche conseguimos compensar la falta de elementos nutritivos y también aportan confort de forma inmediata y elementos que ayudan a mejorar los mecanismos de reparación y destoxificación de la piel. La aplicación continuada del producto va a mejorar el estado de la piel y su función barrera, mejorando la recuperación nocturna de la piel. Podemos elegir el producto, una crema de noche, en función de nuestras necesidades: hidratantes en el caso de pieles deshidratadas que necesiten un tratamiento rápido y más intensivo, nutritivos en el caso de pieles secas constitucionales o adquiridas, antienvejecimiento, etc. Cuida también la forma en la que te aplicas tu crema de noche porque eso puede marcar la diferencia.

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