Cuidar y atender a nuestras mascotas es una gran responsabilidad. El estar al tanto de sus necesidades, así como de su estado de salud, puede llegar a ser complicado, ya que, a diferencia de los humanos, nuestros animalitos no pueden comunicarse con facilidad.

Cuando se trata de un minino, la misión se vuelve más compleja de identificar pues pocas veces exteriorizan su sentir ya que disimulan sus aflicciones como mecanismo de defensa para ser percibidos como fuertes y no vulnerables. Por ello, las visitas al veterinario son imprescindibles para identificar y dar atención oportuna a nuestros felinos amigos.

Si tu gatito aún no se acostumbra a este chequeo rutinario, Minino Plus® Recetas – trocitos de jugoso alimento, preparado con 4 deliciosos y originales sabores caseros, elaborados con ingredientes de la más alta calidad- te comparte algunos consejos para una visita sin mayor problema.

 

  1. Tener miedo es normal. Es importante tener en cuenta que nuestros animalitos transmiten su miedo diferente a los humanos. Si las visitas al veterinario son poco cooperativas e incluso llegan a ser agresivas, lo más probable es que sea una forma de responder ante la “amenaza” de un lugar o personas desconocidas, así como de los olores de otras mascotas cercanas. Entender sus reacciones es la mejor forma de ser empáticos y poder dar solución a sus comportamientos.

 

  1. Tesoro: un veterinario de confianza. Tener a una persona con la que podamos encomendar a nuestro peludito, transmitir las inquietudes que tengamos y nos haga sentir confiados de la atención que se nos brinda, es imprescindible para generar un vínculo de familiaridad. Algunos aspectos importantes a considerar cuando elijas al profesional que atenderá a tu bigotón son: reputación o comentarios de la clínica, licencias del médico veterinario, los servicios de emergencia y el segumiento a sus pacientes.

 

  1. Conocer de fondo a nuestro minino. Es de gran ayuda llevar un registro del estado de salud e información general de nuestros animalitos: su dieta diaria, la marca de su alimento, la ración y sus horarios; hábitos generales como su consumo de agua, la relación con otros animales o la descripción de su ambiente; datos generales como edad, peso, así como talla, cambios de conducta y enfermedades o padecimiento anteriores.

 

  1. Un transporte familiar. Hacer sentir seguro a tu minino antes de su visita al veterinario, puede ayudar a controlar la situación. Tener lista días antes una jaula especialmente diseñada para transportarlo, lo acostumbrará e incluso hará sentirá más seguro si incorporas una de sus cobijas para adentrarse al lugar sin miedo y recompensar su acción con un alimento húmedo con sabores caseros como carnitas de atún o pavo ahumado, para dejarlo chupándose los bigotes.

 

  1. Control de experto. Vigilar el comportamiento de nuestro minino a la hora de la visita será de suma importancia para hacerle sentir confianza: evita los movimientos bruscos, mantén un tono de voz suave y ten seguridad del médico pues es el experto que a diario trata animalitos similares, por lo que no te estreses ni intervengas en su manejo. Para visitas rutinarias, puedes hablar con el especialista y conocer si puedes llevar la cobija favorita de tu minino, algún peluche o su alimento preferido para tranquilizarlo y recompensar su buena actitud.

 

Como ves, aunque nuestros mininos no externalizan sus emociones de nuestra misma forma, sí pueden hacernos saber sus incomodidades o miedos y percatarse de nuestros nervios o estrés por lo que una buena actitud de nuestra parte siempre será de ayuda.

Recuerda que además de su chequeo anual, es importante considerar una sana nutrición para evitar padecimientos y ayudar a su desarrollo físico y mental. Con Minino Plus® Recetas, consentirás a tu felino amigo con una selecta combinación de ingredientes como atún, pollo, pavo y salmón que con un profundo sabor casero y deliciosos acentos de aromas le permitirán tener piel hermosa, un corazón sano, ojos brillantes y vías urinarias sanas. Haga lo que haga, tu minino lo vale todo. Consulta con tu médico veterinario.

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