Fue inaugurada Díaz de Café, una nueva cafetería ubicada en el barrio de San Ángel que busca transformar la manera en que nos relacionamos con esta bebida. Irónicamente, la cafetería está ubicada en la Calle de la Amargura 5, pero sus cafés son todo menos amargos, ahumados o astringentes. En sus tazas se pueden encontrar decenas de sabores dulces, intensos, achocolatados, ácidos, fragantes —únicos y exquisitos—, provenientes de estados como Chiapas, Veracruz, Puebla, Guerrero y Michoacán.
El concepto del local fue desarrollado por Manuel Díaz, un especialista que ha estudiado y trabajado en esta industria durante más de 30 años, quien busca desarrollar con sus clientes la experiencia del café del siglo XXI. Para el experto, el café en nuestros días debe de ser un producto que ofrezca placer sensorial. Su cafetería se esfuerza por ofrecer un impacto visual, gustativo y olfativo único a sus visitantes, empezando por el innovador diseño arquitectónico del lugar y las esbeltas tazas de creación propia.
“Cuando las personas toman un buen café y aprecian sus aromas, se transportan a experiencias y situaciones únicas. Por eso el café del siglo XXI tiene mucho que ver con el placer sensorial. Está diseñado no meramente para transferir cafeína a tu cuerpo, sino para generar sensaciones de bienestar, placer, armonía y satisfacción. Todo eso se puede lograr si se diseña bien el espacio, el café y sus acompañamientos. Si se procesa muy bien el grano verde, si se tuesta con maestría el café y se extrae correctamente. Un buen café, como un buen vino, provoca placer sensorial”, señala.
En Díaz de Café cada detalle está pensado para vivir una mejor experiencia sensorial: desde el diseño del menú y su combinación armónica con el café, hasta la presentación de sus productos y la arquitectura de la cafetería. Esta última está pensada como si fuera una galería de arte y fue producto de un estudio que se hizo sobre la interacción entre las texturas, los colores y nuestros sentidos: el espacio influye en la experiencia sensorial.
En las holguras del local, ubicado en la entrada del Mercado del Carmen, sobresalen las tonalidades rosas y las texturas cremosas en las sillas y mesas —trabajadas con terrazo— que combinan perfectamente con sus tazas grises de cerámica, diseñadas especialmente para mantener el calor y distribuir los aromas del café a la hora de tomarlo. En los muros de la cafetería se exhibe el trabajo de artistas y creadores mexicanos, a la vez que confluyen el jazz y los olores de las preparaciones.
“Los aromas en particular son procesados en el sistema límbico, en donde procesamos los sentimientos. Siempre que tú comes algo rico, transforma tu estado de ánimo, mejora cómo ves las cosas. Si venías cansado y malhumorado, comer o beber algo rico impacta positivamente en tu estado anímico. El café, en particular, tiene más de 800 componentes aromáticos que tienen un impacto particular”, menciona Manuel Díaz.
En conjunto, el espacio físico está pensado para que los consumidores se relajen mientras disfrutan de su taza. En opinión del fundador de la cafetería, así como el arte se tiene que explicar solo, los sabores del café también tienen que disfrutarse por sí solos.
Un menú único y con una opción para todos
Díaz de Café busca rescatar sabores de los cafés mexicanos y la compleja gastronomía de nuestro país, pero también los sabores y gustos de otras regiones, para así estimular la curiosidad intelectual y el bagaje sensorial de los clientes del barrio al ofrecer un café de altísima calidad al alcance de todos. En su menú cuenta con cafés accesibles, en cuanto a sabores fáciles de entender y precios moderados, junto a opciones más refinadas, con diferentes procesos de tueste y extracción, pensando en los más conocedores. En su menú hay infusiones, tés chinos, cafés filtrados, bebidas frías y coctelería con licores mexicanos.
La cafetería cuenta con una línea única en el mercado. Por ejemplo el kishr, un té yemení de cáscara de café y especias, un cold brew con reducción de piloncillo, agua quinada y un toque de limón, y kombuchas de cáscara de café, entre muchas más. Asimismo, en el menú se puede encontrar una línea que busca mezclar chocolate y café. En este apartado se encuentra el bicerin, una bebida caliente tradicional de Italia; el pozol, bebida mexicana a base de cacao y maíz; la infusión de chocolate y algunas bebidas clásicas que combinan espresso y chocolate.
Los panes de Díaz de Café fueron creados específicamente para combinar sensorialmente con su café, rescatando recetas históricas de distintas regiones y distintos períodos. Entre su menú, por ejemplo, se destaca un pan brasileño hecho con harina de yuca fermentada y queso seco, de textura chiclosa y agradable, cuyo sabor salado reduce el impacto de la amargura del café, logrando un equilibrio difícil de creer, pero fácil de disfrutar. Para esta preparación se emplea queso parmesano y cotija.
En su oferta también cuentan con un pastel de zanahoria con notas cítricas que combina armoniosamente con un café fuerte, y ensaimadas, un delicioso pan dulce español procedente de la región mallorquina. El panettone de cáscara caramelizada de naranja es una sinfonía de texturas y aromas. Los alimentos están cuidados de tal manera que los sabores no chocan ni se empalman, sino que se complementan, resultando así en una mezcla equilibrada. Dentro de poco Díaz de Café tiene planeado abrir una línea de desayunos.
“Iniciamos con una propuesta de maridaje de pan y café tomando en cuenta cosas más recientes de la nutrición, de productos que tienen un bajo índice glucémico y se pueden asimilar rápidamente; no solo combinan bien con café sino que sostienen bien el estímulo metabólico de éste. La mayoría de nuestros panes se elaboran con masa madre, con una fermentación a base de microorganismos naturales que van a permitir un aroma y sabor más agradable, además de un perfil nutritivo más rico”, señala el fundador.
Manuel Díaz es un especialista del café y antropólogo social con especialidad en desarrollo rural. Gracias a su trabajo tanto con productores como comercializadores, tostadores y empresas de servicios, conoció numerosos países productores de café y prácticamente todas las regiones productoras en México.
En Díaz de Café, ubicada en Calle de la Amargura 5, Col. San Ángel, en la Ciudad de México, confluyen la experiencia que Manuel Díaz tiene en todos los procesos de la producción del café, desde la plantación hasta la preparación, y su pasión por compartir las mejores tazas.